Franquicia: Más allá de «La Casa de Bernarda Alba»
«Bernarda: En esta casa no hay un sí ni un no. Mi vigilancia lo puede todo.» Acto III, tercera parte
La Casa de Bernarda Alba. Federico García Lorca
Con esta «prepotente» frase, el personaje de Bernarda se acerca terriblemente al fatal destino que con la muerte de su hija Adela le demostrará lo absolutamente incierto de a su afirmación.
En la Casa Franquicia también hay Bernarda o Bernardas Albas que insisten en tener controlados los «si» y los «no» entrecuatro paredes que simbólicamente corresponden, a una terminología y formas del «pasado franquicia» que cada vez se demuestra menos útil, para contener los deseos de saber y de expansión de los franquiciadores que tienen sed de conocer el mundo del conocimiento y de libertad que les podría proporcionar su simbólico también «Pepe Romano».
Naturalmente siempre habrá «Martirios» que con buena fe y por miedo a escapar de un pasado y de un yugo que las tiene presas pero que les da seguridad, conseguirán que se suicide alguna «Adela» más, mientras entre sollozos «Bernarda/s» continua clamando que murió virgen, pero lo cierto es que lo que esta historia nos enseña, ( que no es otra cosa que el camino de la libertad frente al que nos subyuga con asunciones y temores del pasado), es que con el tiempo ( que siempre en innovación se ha mostrado inflexible, basta con ver la historia), Pepe el Romano (la innovación personificada con la fuerza irrefrenable del que no sale en la obra) no escapará a un tiro al aire a uña de caballo buscando mejor oportunidad para ver a su «Adela», sino que lo que probablemente pasará es que la Casa de Bernarda Alba….caerá, y sus hijas «franquiciadoras» podrán disfrutar de la libertad de conocer su «ámbito» en perspectiva, sin filtros ni oscuras ocultaciones de un mundo franquiciador que debe existir…»Más alla de la Casa de Bernarda Alba»