No soy antiludita..soy lógico
Muchas veces parece que este blog y su autor, ( a sea yo) apuestan sin reservas con un entusiasmo enfervorecido por las nuevas tecnologías con razonamientos más mesiánicos que lógicos.
Como no quisiera ser visto así, ( aunque al final cada uno me verá como le de la gana), me gustaría invitar a algunas reflexiones lógicas :
El presupuesto de usar nuevas tecnologías es tendente a cero y la barrera de entrada de aprendizaje es nula o casi nula por lo intuitivo de cualquier programa colgado en la «nube».
El nivel de audiencia de las acciones apalancadas en las nuevas tecnologías es tendente a infinito pero a su vez totalmente segmentable, porque la principal ventaja de Internet no es simplemente su capacidad para transmitir el mensaje, sino la posibilidad que otorga de conocer al cliente, porque las herramientas y aplicaciones actuales permiten segmentar perfiles de personas mucho más determinados de lo que a simple vista puede parecer, basta con que pensemos en que información de nosotros mismos o de nuestras empresas hay a disposición pública y lo que se puede saber de nosotros a través de ella.
El control sobre mis acciones en la red es absoluto. hago lo que quiero y lo que me dejan hacer los demás con la información que ponen a mi disposición, porque la mayoría de la información sobre «lo nuestro» la subimos nosotros a la red. Por lo tanto nos podemos olvidar de cuentos de viejas sobre los «terribles peligros» que alberga la red. La red y las nuevas tecnologías son el reflejo del mundo en el que vivimos y hay de todo en la misma proporción.
Si mi prioridad hoy es la rentabilidad y eficiencia de mis «nuevos procesos» debo darme cuenta que las herramientas que me proporcionan las nuevas tecnologías me permiten prescindir en gran medida de «espacios» y «papel» dos cosas que claramente dificultan y encarecen las operaciones de cualquier compañía.
Naturalmente siempre habrá neoluditas que querrán detener el progreso que tales nuevas tecnologías nos otorgan con la excusa infantil de protegernos de «nosequépeligro» ( que naturalmente sólo ven ellos ), para proteger de forma descarada sus negocios o formas de vida caducas y obsoletas y sin ninguna posibilidad de supervivencia en un mundo tecnificado, fácil, amable y con acceso a la información gratis desde cualquier punto.
La información ya no es poder. El poder es la habilidad de instrumentarla en algo que genere riqueza y que nos podamos atribuir como propio. Eso es claramente más difícil y meritorio que guardar en una caja con siete cerrojos los formulas mágicas del«druida de los negocios del siglo XX».