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El Blog de la Franquicia
Frankizia

Mes: junio 2011

¿Para qué sirve el canon de entrada?

Despierto de mi letargo creativo de estos dias, ( más producto de una enorme carga de trabajo diario que de una crisis bloguera en si misma, – tranquis detractores que todaví­a hay cuerda -) para contestar a esta pregunta que me ha surgido hoy durante mi jornada.

La Teorí­a clásica dice que es el pago por en «enganche» a la red. El dinero que uno pone sobre la mesa por entrar en la red con sus beneficios clásicos de sistema, marca y asistencia. Como dirian los americanos …»well…is an answer». Pero seguramente no es «la respuesta»

Hoy pensé en ello tras una larga conversación telefónica con Roberto. Roberto es un tipo fantástico de 60 años al que le han ido mal las cosas como franquiciado. Lo cierto es que «fue seleccionado» por su red, su proyecto fue trabajado de forma milimétrica desde un punto de vista financiero y con profesionalidad por parte de su sistema intachable, – hasta ahí­ la teoria Josan de expansión funcionó correctamente- sin embargo la clave de su fracaso ( un fracaso doloroso en un proyecto de más de 500 K de inversión) probablemente se halla en la elección de la ubicación.

En este punto él cree que la central falló..y puede ser, lo que pasa es que en ese fallo han influido más componentes externos que el «error de la central», como aspectos urbaní­sticos, turí­sticos y de permisos municipales totalmente fuera de control del mundo de la franquicia. Señalando el error de la «mala práxis» o de ausencia de un procedimiento testado de identificación de localización adecuada de locales para el sistema ( del que adolecen o tienen de forma precaria muchas centrales) diré que tras una conversación emotiva mi conclusión es que no era de eso de lo que se quejaba, no.

Roberto se quejaba amargamente de la ausencia de apoyo de central para la organización de su cierre, se quejaba de la falta de ayuda para liquidar de la mejor manera posible sus bienes, se quejaba de la falta de apoyo emocional, se quejaba en definitiva del olvido para él injusto de a ´quel que apostó con fuerza por un proyecto de un sistema que ante el fracaso respondia con un encojer de hombros y una linia telefónica la mayorí­a de las veces con contestador o no se encuentra.

Y él contestaba a nuestra pregunta de hoy con un ¿ y el pago de mi canon no era también para eso? ¿ no era también para que me ayudasen en esta circunstancia? ¿ por qué no tienen un proceso para ello? ¿no es la franquicia sistema/ proceso? ¿ donde está el proceso y las personas que me ayudan cuando dolorosamente tengo que renunciar a un proyecto en el que cuanto menos el fallo es compartido?.

No culpaba a nadie, no se sentí­a estafado y culpaba a la central de todo, como muchos otros hacen cuando su proyecto fracasa sin buscar en sus propias culpas, Roberto simplemente se preguntaba dónde estaba el proceso de ayuda a su cierre y simplemente constataba que no habí­a con tristeza porqué el pensaba que lo habí­a pagado en el canon. Yo también.

La Expansión Internacional no es una emoción

Para completar lo publicado hoy por Miguel de Santiago en la web de Frankizia ( ¿y si crecemos en nuevos mercados ?) respecto a la expansión Internacional rescato un post que no tenia publicado aquí­ sino en otro website pero que seguro ayuda a comprender cosas:

«Cuando uno ha tenido la suerte de trabajar con gente con mucha experiencia a nivel de expansión internacional de franquicia, suele observar con sorpresa «el despiste» general que hay respecto al tema. A nivel simplemente de formación me gustarí­a alertar sobre algunos errores:

1.- No se sale internacionalmente por una «cuestión testicular». En Foros importantes todaví­a oigo un discurso entre institucional y pretendidamente experto en el que la «valentí­a» y el «arrojo» parecen ser los elementos crí­ticos para lanzarse a una aventura de este nivel. No acierto a comprender la lógica del argumento, pero como en el mar, la expansión internacional no quiere valientes…se los traga. El planteamiento de una expansión internacional debe estar mucho más allá de el orgullo personal, la ilusión de la internacionalidad y de otros planteamientos que tienen mucho más de emotivos que de racionales.

2.-Si la casa no está orden no tiene sentido salir de ella. Normalmente lo que uno sabe es de «franquiciar» en su territorio nacional o veces lo está aprendiendo, y en consecuencia si todo su territorio nacional no esta totalmente explotado, o si por lo que sea no esta en orden, dedicar esfuerzos y recursos a otra cosa, en este caso salir al exterior, es sencillamente mucho menos rentable y arriesgado que «ordenar la casa», por lo que en este caso una vez más la emotividad parece comerse a la razón.

3.- Además de entrar dinero, también sale. En un programa de internacional, lo normal es pensar que un buen estacazo de lo que vale nuestra marca con el canon de entrada hace rentable la cosa, cuando lo cierto es que cuando uno se pone a contar, viajes, asistencia y personal de central dedicado al asunto y se toma la molestia de ponerlo en una hoja de Excel, descubre que un programa de internacional o está dimensionado correctamente a más de un paí­s y con unos gastos controlados o lo que entra es mucho menos de lo que sale, si es que se quiere dar asistencia al socio internacional, porque si eso no se hace, el destino de «fracaso» ya esta sellado de entrada.

4.- Uno descubre que no sabe. Normalmente uno sabe operar sus unidades y su central, pero no sabe como enseñar a otro y darle asistencia para que haga lo mismo, que es una cosa diferente, y cuando se encuentra con esa realidad, uno lógicamente es más torpe, que cuando sabe hacerlo, y en consecuencia es más ineficiente y menos rentable.

5.- Lo rentable aquí­, no tiene porque serlo allá. Con frecuencia los cambios de moneda, de costumbre de consumidores o cualquier otra cosa que afecte al negocio puede hacer que el modelo de éxito no sea replicable o que para serlo tengan que aplicarse una serie de modificaciones que la experiencia irá marcando y eso claramente es mejor tenerlo previsto de salida.

En fin que esta no es una historia, ni tan chula, ni tan barata y que por descontado merece planificación.»